Poder Ejecutivo en terapia de grupo
El Consejo de Ministros del pasado miércoles dejó en evidencia que el Poder Ejecutivo se encuentra en clima de guerra civil, con jerarcas enfrentados a otros jerarcas. Y mientras en el gobierno se pasan facturas y quedan “heridos”, el país sigue esperando señales acerca de qué se hará con la inflación, el déficit fiscal, la pérdida de competitividad, entre otros problemas.
El miércoles en la tarde hubo una sesión del Consejo de Ministros, convocada urgente y sorpresivamente por el Presidente de la República. Al finalizal la sesión, se sabría por boca del Presidente el motivo: la severa crisis política y personal que afecta a su gabinete, donde el enfrentamiento entre los dos equipos económicos, el oficial, de matriz “astorista”, ubicado en el MEF y el BCU, y el “paralelo”, de cuño mujiquista y que lidera la OPP (aunque con una pata en el MEF: el subsecretario Luis Porto, un astorista devenido mujiquista apenas fue designado en el cargo).
Las crónicas de prensa del tenso encuentro reflejan más una terapia de grupo que una sesión del Consejo de Ministros, con intercambio de reproches y un Ministro de Economía dejando en el aire la posiblidad de su salida del MEF (no se sabe si por su enfrentamiento con la OPP o por otros motivos). Y la terapia de grupo —parece—, que arrancó mal, con Mujica recordando que el Presidente es él y no es ningún “mequetrefe”, también terminó mal. Tanto, que Mujica decidió interrumpir la reunión para evitar que la pelea siguiera escalando y alcanzara un tono personal.
“Hay factores de desgaste hijos de la naturaleza de la tarea de gobernar, que no son un lecho de rosas, que tienen contradicciones. Son en general algunos malestares y algunas heridas entre la gente que trabaja, no puede ser de otra manera y en cualquier ámbito pueden pasar esas cosas”, señaló melodramáticamente Mujica al término de la reunión, agregando que “en cualquier frente de lucha a veces quienes lo integran se lastiman y por la salud del gobierno nos pareció prudente hacer un alto en el camino y conversar con los compañeros”.
Por si cabía alguna duda, el astorismo no obtuvo ninguna satisfacción: Mujica le pegó a Astori y varios Ministros y el Director de OPP le pegaron a Lorenzo y a Astori. Y el Presidente rápidamente dejó en claro ante los medios que no haría ningún cambio: “No hay ningún cambio de rumbo, no tenemos ningún cambio fantástico en la política económica, tributaria, en la fiscalización, en el campo de la cultura. Tenemos que lograr que los compañeros vuelvan a funcionar como equipo, y ese es el empeño que tiene el Poder Ejecutivo en este momento. En la medida que tengamos más novedades las vamos a conversar y decir”.
Hay que remontarse a 1967, en los primeros meses de la presidencia del Gral. Gestido, para registrar una contradicción importante en los principales jerarcas del área económica (Végh Garzón en Economía, Faroppa en la OPP e Iglesias en el BCU). Pero la contradicción se resolvió rápidamente: a los cuatro meses, Carlos Végh Garzón fue reemplazado por Amílcar Vasconcellos. No hubo terapia de grupo, no hubo teleteatro, no hubo “compañeros heridos”.
¿Pero quién es el responsable de esta crisis de gabinete? Luego de la elección interna que le diera la candidatura frentista a Mujica, que dejó a Astori muy malherido y la relación entre éste y Mujica muy dañada, se llevó a cabo una trabajosa negociación. De ésta surgió un acuerdo por el cual Astori aceptaba la candidatura a la Vicepresidencia (durante la campaña había dicho que no lo haría) pero se dejaba en sus manos y la de su equipo la conducción económica del gobierno. Y ello fue utilizado en la campaña para la elección nacional, procurando tranquilizar a los votantes de centro en el sentido de que “los sensatos” seguirían comandando un área tan sensible como lo es la económica.
Pero Mujica, que carecerá de visión de largo plazo pero es especialista en la jugada cortita, se las ingenió para montar un “equipo económico paralelo” en la OPP. El propósito, contrapesar y pelearle espacios al equipo oficial liderado por el Vicepresidente Astori. Fue el Presidente Mujica el que le creó un problema gratuito a su propio gobierno que, como con otras decisiones de idéntico vuelo corto, se le terminó yendo de las manos.
Hoy el país enfrenta una inflación siempre al borde de desbocarse, un déficit fiscal importante y una creciente pérdida de competitividad, además de aquellos prolemas referidos a la seguridad pública, la educación y muchos otros. En lugar de concentrar sus energías en abordar esos problemas y enviar señales claras acerca de qué caminos se tomarán para solucionarlos (al menos, gestionarlos), el gobierno se dedica a la terapia de grupo por un enfrentamiento artificial, perfectamente evitable y que, en el fondo, refleja el enfrentamiento entre diversos sectores del Frente Amplio en la descarnada lógica del poder.
Por una vez, al menos, tenemos que coincidir con el senador Rafael Michelini: si hay dos equipos económicos (y eso ha quedado ahora blanqueado), el Presidente tiene la obligación de optar por uno y hacerse cargo.
El país no puede quedar de rehén de las rencillas de poder del Frente Amplio, que —como se dice en otro artículo de esta edición— ha demostrado que puede ser una exitosa coalición electoral así como una pésima coalición de gobierno.
Publicado en "Correo de los Viernes" el 22/02/2013.